La pared de una vereda decía “Bicentenario, festejar qué?, reflexioné unos segundos, pensé más que nada, en nuestras riquezas, en nuestra gente, en nuestros logros consolidados, y en aquellos aún pendientes de estarlo, en lo que todavía falta y en lo que hemos concretado entonces, de magnitud inigualable. La esperanza no se separó un momento de mí. El Bicentenario es un hecho histórico por excelencia. Es un día de reflexión, indagando sobre nuestra identidad. ¿Qué hay que festejar?, lei hace unos días: “La gesta de los hombres de mayo, y todo cuanto implica e implicó”. En la actualidad, hay costados en lista de espera, pero opacar lo suscitado entonces, no cabe. Hacerlo indiferente o tomarlo como un piadoso carnaval, carece de criterio y de lógica.....
Ayer, medio millón de personas, copó la Avenida 9 de Julio, afortunadamente, tal magnitud de gente, consideró que valía “celebrar”, “reunirse”, “estar unidos”....
Que el “Bicentenario”, nos dé optimismo a full a todos. Nos recuerde el compromiso, la acción, el crecimiento y la unión de todos los argentinos. Que ilumine a nuestros gobernantes y politicos todos, sin separarse un instante de los “ideales” de entonces. Que como nunca renazca la esperanza, la responsibilidad, las respuestas y actitudes que construyen, ennoblecen, transforman, y apuestan....
¿Bicentenario”, día de festejo, compromiso, responsabilidad, alegría, ¡reflexión!
Por Nora Cardarelli
Ayer, medio millón de personas, copó la Avenida 9 de Julio, afortunadamente, tal magnitud de gente, consideró que valía “celebrar”, “reunirse”, “estar unidos”....
Que el “Bicentenario”, nos dé optimismo a full a todos. Nos recuerde el compromiso, la acción, el crecimiento y la unión de todos los argentinos. Que ilumine a nuestros gobernantes y politicos todos, sin separarse un instante de los “ideales” de entonces. Que como nunca renazca la esperanza, la responsibilidad, las respuestas y actitudes que construyen, ennoblecen, transforman, y apuestan....
¿Bicentenario”, día de festejo, compromiso, responsabilidad, alegría, ¡reflexión!
Por Nora Cardarelli