No se trata de rentabilidad, no se trata de retenciones, no se trata de reuniones, sólo se trata de dignidad. Este es el punto de partida a la hora de discutir cuál es la “verdadera” situación que está atravesando el sector lechero.
Para explicar la irregularidad de esta gran cadena, es imprescindible que viajemos en el tiempo. Aproximadamente dos semanas atrás, la Federación Agraria Argentina junto a la Mesa Nacional Lechera llevaron a cabo en forma de protesta el regalo de seis mil litros de leche frente a los grandes negociados – los supermercados – en Rosario. Esto, sin lugar a dudas, acarreó un conjunto de consecuencias jamás imaginadas. La gente comenzó a comprender los porqués y los tamberos a hablar sobre sus escenarios.
Tras dicho panorama, gran parte de la Federación Agraria y varios productores pensaron que el camino a seguir era un paro general por diez días. “Tenemos la necesidad de ir a un paro urgente, pero no sólo del sector lechero, sino del campo en general en carácter de solidaridad”, afirmaba Carlos “vasco” Paillole.
No obstante, la realidad le pegó una cachetada a varios. La Mesa Nacional de la Lechería conErsinger Sergio a la cabeza decidió no ir a una protesta, pero si mantenerse en estado de alerta. Un estado de alerta que persiste aún hasta hoy. De este modo, dicho gremio le entregó un petitorio a la Mesa Nacional de Enlace sobre los temas que tenían que discutir en la reunión con el Gobierno Nacional.
Cuando todo parecía aclararse, una voz volvió a encender la llama. Cristina Fernández de Kirchner se adelantó a los hechos y en su discurso en Villa María anunció un subsidio de 20 centavos para el tambero que produzca menos de 3000 litros. En consecuencia, durante la tan “positiva” reunión el petitorio quedó encajonado.
Mientras todo esto sucedía a nivel nacional, el Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Hermes Binner, comenzaba a dialogar con la industrias y tamberos para encontrar una posible solución. “Nos tomamos el compromiso de trabajar sobre tres ejes: por un lado, establecer un precio de comercialización visible entre la industria y los productores; por otro, solicitar al Gobierno Nacional un apoyo en la coyuntura como son los subsidios que necesitan los productores, y que están en el orden de los 25 centavos por litro de leche; y por ultimo, dejar liberado los saldos exportables para terceros mercados, ya que hay un exceso de producción que necesita tener salida al mercado externo y una seguridad de una comercialización fluida hacia el extranjero”, afirmó Bertero, Ministro de la Producción de Santa Fe.
Todos estos pasos nos trajeron a la realidad de hoy. La de ayer quedó demostrada, la de mañana la debemos construir entre todos.
“Para que dejen de desaparecer tambos el productor tiene que estar ganando $1.40 o $1.50”, aseveró el presidente de FAA. Esto podría modificar la terrible solución, pero aún sigue siendo una utopía.
Ojalá en algún momento comencemos a discutir sobre una política de verdad. Hoy los diputados están interiorizándose en el tema para crear una ley en lo que a lechería respecta. No se trata de diez, quince o veinte centavos, se trata de cambiar el eje en cuestión, de modificar la estructura política, para que de una vez por todas todos los argentinos finalizamos beneficiados: el consumidor pagando el precio real de la leche, el productor teniendo la libertad y la seguridad para seguir ordeñando vacas – y no sustituya a su animal por un grano de soja por ser lo único que le da rentabilidad – y el intermediario… y el intermediario… para que decirlo.
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