¿Que opina del discurso que dio la presidenta en la inauguración de las sesiones legislativas?
La presidenta insistió con lo que se había hecho bien en materia ferroviaria, pero no criticó la política de subsidios, al contario, la reivindicó. Yo creo que es evidente que la política de subsidios tal cual está implementada desde 2003 no hizo otra cosa que profundizar la crisis. Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se presentaron como la antítesis de la década del ‘90. Más allá de donde esté parado uno, creo que todos coincidimos en que hay una recuperación del Estado, que hay una política de derechos humanos, que se avanzó sobre algunas áreas como la educación de manera interesante en cuanto a presupuesto. Pero en cuanto a materia ferroviaria ha sido más de lo mismo. Y los muertos de Once son la manifestación más dolorosa de eso, de que la política ferroviaria no ha cambiado. Además, venimos de una gestión en transporte de Ricardo Jaime que creo que es el paradigma del mal funcionar, no sólo porque todavía tiene que defender su integridad y su honestidad en tribunales, sino porque la mayoría de las cosas que hizo fueron desastrosas.
¿Y los docentes?
Yo fui muy crítico de la metodología de los docentes a la hora de plantear sus reclamos, pero también digo que deberían ser los trabajadores mejores pagos del Estado, y que deberían estar calificados, y en Argentina no pasa ni una cosa ni la otra. La presidenta presa de su enojo cometió un gran error al generalizar, fue injusta y eso no hizo otra cosa que echar más leña al fuego.
Más allá de la postura de la presidenta, también es cierto que hay políticos de la oposición que lo único que hacen es criticar.
Sí, no estaría mal. Uno está en la oposición y critica. El gobierno es el que tiene que cargar con la gestión. A veces lo que uno ignora un poco es la falta de generación de propuestas alternativas, y yo lamento cierto canibalismo en la política que es destructivo cuando en el medio está la gente. Cuando hablo de la oposición digo que pasa algo parecido con el socialismo en Santa Fe, con Mauricio Macri en la Capital Federal, y con el radicalismo en Córdoba. Se ejerce a veces un nivel bastante obcecado cuando uno plantea acciones opositoras.
¿Qué hay detrás de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central?
A mí me parece efectiva, porque yo creo que la política económica la dictan los gobiernos, no la puede dictar en forma autónoma un cupo central. Eso no pasa ni en Estados Unidos ni en Europa, es decir, que no estamos hablando de una suerte de manotazo o de una concepción izquierdista de la política económica. Conceptualmente, es una cosa que va en el sentido correcto, porque yo creo en el Estado como rector de la economía, creo que el gobierno tiene derecho a establecer su línea económica, independientemente de cual fuere el gobierno. Después lo que hay que controlar es que el gobierno no haga cualquier cosa con eso.
¿Hacia dónde se dirige la relación del gobierno con la CGT?
La información que yo tengo es que la relación está totalmente quebrada. La presidenta está decidida a impulsar un cambio en la CGT, pero hay que ver si eso ocurre, cuál es el plafón que tiene y qué pasa con los gremios. Moyano ha endurecido tremendamente su posición desde el discurso en Huracán. Creo que Moyano es el principal dirigente opositor que tiene el gobierno, porque después de Cristina Fernández es el dirigente político, para mí, más poderoso del país. Pero se vienen escenas de mucha confrontación, porque Moyano quiere quedarse y hay que ver si Cristina lo deja.
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