¿Cuál es la sensación tras el estreno de la película “Verdades Verdaderas” que habla de su vida?
Estoy muy conforme y agradecida con este film, que por lo que su director, Nicolás Gil Lavedra, me dijo, pretendía que sirviera para contar la historia de muchas madres en la misma situación, la lucha de muchas mujeres que estamos afectadas por la dictadura y también para encontrar nietos. Realmente esta película tiene una historia. Su director ya había hecho un documental muy bueno, que se reprodujo para llevarlo a las escuelas con un cuadernillo didáctico, que mostraba el encuentro de un nieto recuperado y su abuela, y tuvo la idea de hacer una película sobre mi vida. Yo insistía con mi negativa permanente que era una mujer común, una más de las abuelas. Pero con persistencia y perseverancia me convenció y decidimos colaborar con mi familia en contar la historia.
Usted contó que se reunió con la actriz Susú Pecorado para transmitirle las sensaciones que tuvo en algunas situaciones particulares y que también le prestó ropa para el vestuario.
Sí, efectivamente. Susú decía que quería verme, observarme, y así fue que tuvimos varios encuentros. Ella es una mujer muy inteligente, muy dúctil y tierna. Hicimos una relación muy linda, y ella me aclaró que no me iba a imitar sino a interpretar un rol, y que para eso necesitaba verme para conocer mi forma de actuar, cuáles son mis ademanes y para que yo le contara como había vivido la situación para asumirla lo más claramente posible. Y también le presté ropa porque había que ambientar toda la situación en los ’70. Y yo, como buena conservadora, tenía ropa guardado de esa época.
También se elogia mucho la participación de Alejandro Awada.
Su participación fue excelente, de una sensibilidad extrema. No nos conocíamos personalmente y cuando lo vi en el film, quedé encantada, veía a mi marido en sus dichos y en sus formas.
¿Está conforme con la actuación del poder judicial en los diferentes juicios a los represores?
Ha habido modificaciones y hay lugares en los que uno tiene que hacer algunos reclamos, como cuando se impedía el ingreso de la prensa. Los lugares, por lo general, son pequeños y no permiten el acceso a muchas personas, aunque es público y se ponen pantallas en otros salones para que se siga a los juicios por ahí. Yo creo que van cambiando los lugares donde se realizan los juicios porque hay un aprendizaje también en ese aspecto. Estamos conformes porque en la mayoría de los casos se les dio a los represores prisión perpetua en cárceles comunes, pero lo que no toleramos es el arresto domiciliario ni las guarniciones de las armas, porque ahí están de veraneo y burlan a la justicia saliendo y haciendo vida social.
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